Carlos Delgado: Herrando historias

Desde que era muy pequeño acompañaba a su padre a los corrales del Valparaíso Sporting. Fue ahí cuando poco a poco y casi sin quererlo  comenzó a aprender lo que significaba ser herrador. A los 20 años la decisión ya estaba tomada. Este sería su trabajo  desde ese momento.

Así relata Carlos Delgado cómo se inició en un oficio que  prácticamente va en  extinción. Son pocas las personas que hoy ejercen como herradores. Pero en qué consiste esta labor que es fundamental para proteger los pies de un  caballo que está destinado a las carreras

Carlos explica que el herrador debe preparar una herradura y hacerla calzar en el casco del caballo. Para ello se va cortando la uña del ejemplar, y con un martillo se le va dando la forma exacta para que en ella no sobre ni falte nada y el caballo se sienta cómodo. “Son como los zapatos para nosotros”, agrega Carlos,  haciendo una analogía con lo que es el ser humano.

Existen dos tipos de herraduras. Las de aluminio, que se usan para correr, y las de fierro que se emplean en los entrenamientos. “Las de aluminio se utilizan en las carreras porque son más livianas. Estas se cambian mensualmente, y cada vez que esto se hace, se debe procurar hacer una buena limpieza del pie del caballo”.

“Una de las cosas más difíciles en este trabajo es manejar al caballo. Cuando este es dócil no hay problema, pero cuando es más inquieto, hay que tomar las precauciones para no tener accidentes, por ejemplo, con una patada. En mi caso ya estoy acostumbrado y manejo bien cada situación. Además, hay muchos de ellos con los cuales llevo trabajando  ya un tiempo y los conozco bien”.